Protege tu hogar ante las enfermedades de invierno
Con la llegada del frío se cierran puertas y ventanas, haciendo que el aire no circule y el hogar se transforme en un nido de infecciones. Veamos que debemos hacer para prevenir contagios y evitar que nuestra casa se convierta en un hotel para virus.
Con la llegada del otoño y la incipiente entrada del invierno, aparecen en los hogares pequeños brotes de las clásicas enfermedades de cambio de estación y de climas fríos, como resfríos y gripes de todo tipo. Invariablemente, cuando uno de los miembros de la familia se enferma, al menos otro (o el resto) suele contagiarse. Por eso, aprendamos algunos trucos sencillos para evitar este círculo vicioso de enfermedades intra-hogareñas.
Por un lado, debemos controlar la temperatura del hogar. Debe estar cálido, como para tener sólo un abrigo liviano puertas adentro. Si el ambiente invita a estar en remera o simplemente en una manga larga liviana, entonces hace demasiado calor para la época. Esto será agradable, pero al salir a la calle el cambio brusco de temperatura podría afectar sobre nuestro organismo.
También debemos ventilar y limpiar el aire a diario, ya que las enfermedades ingresan a todo momento. A primera hora de la mañana, cando los hijos se han ido a la escuela y los mayores a sus trabajos, debemos abrir puertas y ventanas, sacudir el polvo y dejar que circule el aire. Para hacer un consumo eficiente de recursos, apagaremos las estufas o las llevaremos a piloto. Al finalizar, cerramos las aberturas y volvemos a dar calor a los ambientes.
El uso de desodorantes y desinfectantes de ambiente en aerosol es muy recomendable, para sanitizar las superficies y espacios, y también podemos hacer uso de paños húmedos cargados con agentes desinfectantes para eliminar peligros potenciales de puertas y picaportes, teléfono, portero eléctrico, y hasta de zapatillas y calzados.
Para procurar una mejor respiración dentro del hogar, debemos evitar o restringir el consumo de cigarrillos, o hacerlo con ventanas abiertas. También los hogares y estufas a leña cargarán el aire del hogar con humo, por lo que debemos revisar que la chimenea se encuentre en óptimas condiciones para permitir la salida de humo.
Podemos adquirir elementos eléctricos que mejoran la calidad del aire del hogar (purificadores y filtros) para ayudarnos en esta tarea. Y para aromatizar, será preferible usar hornillos con esencias líquidas o sólidas que se disuelvan, ya que los sahumerios dejan humos en el aire que pudiera dificultar la respiración. Podemos aprovechar las fuentes de calor para sanitizar el hogar, colocando tarros con agua y hierbas que sirvan como bronco-expectorantes, como el eucaliptus.
Ante el primer síntoma de enfermedad de un miembro de la familia se deben tomar medidas precautorias: cubrir boca y nariz ante la tos o un estornudo, con la parte interna del codo o con un pañuelo descartable, procurar no tocarse la cara ni tocar la cara de alguien más, y mantener un adecuado reglamento de higiene. Si alguien en el hogar se siente ya víctima de uno de estos males, el primer paso es ponerle ropa de algodón y hacerlo acostar en su cama.
Ya en reposo, lo mejor es que por dos o tres días se limite el contacto físico con los demás miembros y con el exterior: no compartir vajilla u otros elementos semejantes, e intentar darle al enfermo su espacio propio. En lo posible, podemos procurar una habitación individual para él por pocos días, para asegurar que el riesgo de contagio sea mínimo. Recuerda cambiar sus sábanas y su ropa de dormir a diario, y desinfectar éste y los demás ambientes con desinfectantes en aerosol u otros productos de desinfección.
Por último, procura que el enfermo y el resto de la familia tengan una buena y sana alimentación.
No existe aún alguna cura para la gripe o para el refrío, es sólo cuestión de tiempo y ayuda médica en el caso en el que el profesional así lo dictamine. Así que mucha paciencia y a seguir todos los detalles que vimos en este artículo, para que el invierno pase sin mayores consecuencias.
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