Cocinando la pasta al dente
La pasta, alimento variado y sabroso, es consumido en todo el mundo. Los expertos aconsejan siempre cocinarla hasta que este “al dente”, pero: ¿cuando ocurre esto?
Para conseguir un plato de pasta “al dente”, es necesario seguir una sencillas normas a la hora de elaborar la pasta.
Primero, se cuece la pasta en agua hirviendo. La cantidad de agua a utilizar debe ser proporcional, calculando 1 litro de agua por cada 100 gramos de alimento. Luego, se le añade un chorro de Aceite de oliva o una cucharada sopera de manteca, lo que impedirá que la pasta se pegue durante la cocción y le dará otro sabor. Cuando rompa el hervor, se añade un poco de sal, preferentemente gruesa, en una proporción de una cucharada por cada litro de agua.
La olla deberá taparse únicamente para que hierva mas rápido, y de ninguna manera se deberá cocinar la pasta con la olla tapada.
Una vez que el agua este lista, se añade la pasta y se remueve de vez en cuando con cuchara de madera para que no se apelmace. La misma estará “al dente” cuando está cocida en el exterior, pero en el interior queda un pequeño hilo crudo. Podremos notar que está firme al morderla, pero con el centro suave, sin sabor a crudo y elástica.
Una vez que la pasta llega a su punto justo, se escurre. Es recomendable guardar el agua en la que se cocinó y colocarla en un recipiente.
De esta manera, si alguien desea repetir, se vierte el agua sobre la pasta que aún queda en el colador para que recupere su calor. De esta manera se evita utilizar otros medios para recalentar la pasta.
El lavar la pasta o no, después de escurrirla, depende del tipo de receta. Se debe tener en cuenta que al lavarla se le quita parte del sabor que haya adquirido durante la cocción. Si la pasta es para reservarla en la heladera con el fin de utilizarla mas adelante, o para utilizar en ensalada, por ejemplo,
es recomendable lavarla, ya que de lo contrario puede pegarse.
Las pastas caseras, exquisitas, económicas y por sobre todo nutritivas, son siempre muy bien recibidas en la mesa familiar. Si queremos aprovecharlas
al máximo, podemos emplear algunos simples truquitos para obtener los mejores resultados.
- Las masas caseras se preparan, generalmente, con harina común tamizada, con huevos o yemas y agua. Si lo que queremos es una masa tierna, usamos solamente las yemas; para una masa mas bien durita, huevos enteros, y si lo que deseamos es un término medio, huevos y yemas.
- El éxito de nuestro plato de pastas caseras depende de un ingrediente fundamental: los huevos. Tienen que ser bien frescos y estar a temperatura ambiente antes de mezclarlos con los otros ingredientes
- Para saber si el bollo está en su punto exacto, debemos cortarlo por la mitad. Si observamos que su interior es poroso, llenos de globitos de aire, quiere decir que ya está listo.
- Una vez lista la masa, es conveniente dejarla descansar unos 30 minutos dentro de una bolsa de plástico.
- Si deseamos preparar pastas de color, las tenemos que teñir con otros alimentos:
Para que queden doradas, añadimos una pizca de azafrán a los huevos batidos.
Las rosadas las lograremos con una cucharada de puré de remolacha por cada huevo. Para que sean verdes, incorporaremos a la harina dos cucharadas de albahaca bien picada, junto con los huevos. Si las queremos más sabrosas, agregaremos 75 g de espinaca cocida, exprimida y picada por cada huevo.
- Si vamos a preparar masa para capellettis, ravioles u otra pasta rellena, debemos hacerlo solo con las yemas, para que sea mas suave. No debemos dejar orear la masa y hay que estirarla para que quede bien finita.
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