Con la aparición de las cámaras digitales podemos sacar fotografías casi de manera instantánea, y a todo lo que ocurre a nuestro alrededor, pero sin prestar atención en cómo hacerlas más bellas estéticamente. Te proponemos cambiar la manera en que sacamos las fotografías dándole importancia al “cómo” y al “qué”.

En esta nueva era de la fotografía digital, solemos tomar innumerables cantidades de imágenes, sin el menor cuidado a los detalles. Las memorias expansibles, las distintas resoluciones y las descargas a la computadora y la consecuente guarda de las imágenes en discos de gran capacidad, hacen que en lugar de conservar una buena fotografía, guardemos 150 fotos en tándem.

Las viejas épocas de la fotografía tradicional, que nos daba un máximo de 36 fotografías a un precio un tanto elevado, hacía que prestáramos más atención a la tarea de fotografiar. Pues hoy podemos prestar igual atención, e incluso nutrir las imágenes con las tantísimas posibilidades que nos ofrecen las cámaras digitales.

Ante todo, debemos conocer las posibilidades de nuestro aparato de fotografía, y con esto queremos decir que el manual que viene junto con el producto no muerde. Es importante leerlo para conocer todas sus funciones. Algunos se quejarán de que las explicaciones no son claras, que son muy técnicas, que no las entienden, que estos aparatos no son para ellos, que ya son viejos y no se adaptan a la tecnología y un largo etc., pero en la mayoría de los casos solo es cuestión de poner un poco de interés, paciencia y voluntad de aprender.

Luego de estudiar el manual y de conocer bien las prestaciones de nuestra cámara digital, definiremos la configuración a partir de la situación en particular, ya sea si tomaremos fotos de rostros, o de paisajes, o si queremos capturar un pequeño detalle. También definimos los asuntos de iluminación, configurando la adaptación del ISO, y de la propia cámara (foto de día, foto de noche; flash de espacios abiertos, flash reductor de ojos rojos, flash convencional, sin flash). Una vez definidas estas características, que por lo general vienen configuradas correctamente de manera automática, la toma de la fotografía será mucho más sencilla.

Con respecto al contenido de la imagen que queremos capturar, debemos utilizar un poco de concentración o de atención, y definir qué es lo que queremos capturar.
Si pretendemos sacar la fotografía de algún sujeto, es obvio que la mayor atención de la misma deberá ser él. Para ello se debe evitar los fondos inadecuados que puedan llamar la atención. El conjunto de elementos alrededor del sujeto principal no deben ser demasiado atractivos, ya que puede haber objetos que distraigan o hagan lucir mal al sujeto, como cosas que aparentemente saldrán de su cabeza u objetos que provoquen ilusiones ópticas. Hay que buscar fondos lisos que hagan mejor contraste con el sujeto que se esté fotografiando.

Si se trata de imágenes amplias, podemos utilizar la función de la cámara para enfocar manualmente sobre el centro de atención de la imagen. Así, podremos fotografiar a un gran grupo de flores, aunque haciendo foco en sólo una de ellas. Cuando observemos la imagen en la pantalla o en papel impreso veremos una flor con gran claridad, y las tantas otras que la rodean como meros acompañamientos, incluso fuera de foco si hubiésemos tenido tal intención.

Regla de los tres tercios. Puntos donde ubicar el objeto

El tema de las proporciones es otro aspecto a tener en cuenta. Un truco muy utilizado por los profesionales para mantener las proporciones en las fotografías y lograr grandes imágenes es la llamada regla de los tercios, la cual consiste en dividir visualmente la foto en tres partes, tanto horizontal como verticalmente. Tendremos entonces al espacio dividido en 9 cuadrados, y un único cuadro central. Entonces, debemos situar al sujeto sobre una de los vértices de este cuadro central, en lugar de ubicarlo en el centro de la fotografía.
Continuando esta regla obtendremos imágenes más interesantes.

A la hora de sacar fotografías de noche el flash resulta un aspecto fundamental. Esta luz de la cámara alcanza aproximadamente 5 pasos, por ende lo ideal es cuidar esta distancia para que las fotos no salgan oscuras, siempre procurando no taparlo con los dedos y prestando atención a las superficies reflejantes detrás del sujeto u objeto que vamos a capturar.
Esta atención es necesaria también durante el día, y sobre todo en fotografías al aire libre donde la luz solar influye muy directamente sobre las sombras y los colores de las fotografías. Hay que evitar la contraluz, esto es que el sol o la luz resplandeciente esté frente a la cámara porque sino lo que buscaremos reflejar en la imagen se verá opacada por la luz intensa del sol.

El efecto de ojos rojos en las fotografías son uno de los “males” mas odiados por los participantes. Si bien existen hoy en día cámaras que incluyen una función para evitarlos, no siempre son efectivas. Para eliminar o reducir este efecto es importante activar esta función antes de tomar la foto, e incluso se puede encender alguna luz en el ambiente para contrarrestar un poco la intensidad del flash. De todas maneras, en la mayoría de los casos será necesario utilizar algún soft especial como Paint o Photoshop para eliminar definitivamente este detalle tan común en la fotografía.

Por último, aprovechemos la ventaja de las cámaras digitales para probar las distintas funciones, esto es, tomando literalmente miles de fotografías de prueba sin lamentarlo, ya que luego tan sólo las borramos y seguimos practicando hasta lograr el nivel que queremos alcanzar.

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