Según un estudio, la autocompasión y tolerancia hacia sí mismo genera felicidad y, por ende, una vida más placentera y saludable. ¿Eres indulgente contigo misma?

Si eres del tipo de persona que tiene una marcada tendencia a ser más indulgente con las demás personas que contigo misma, ten cuidado y presta mucha atención a eso porque (si no la has desarrollado aún) es probable que manifiestes un poco de depresión, incluso problemas de salud.

Una nueva corriente de la psicología está centrándose en la “self-compassion”, o “auto-compasión”.
Un estudio de la Universidad de Texas dice que ser tolerante con uno mismo permite una mejor salud mental. Mejor salud mental se traduce en más optimismo, más felicidad y que así consigues menos ansiedad, menos depresión para ti y para las personas que te rodean.

Si eres de las personas que están permanentemente comparándote a las otras personas, concentrándote en lo negativo, terminas desarrollando obsesiones compulsivas, un carácter inestable y una personalidad colérica.

Si crees que autocriticarte te mantiene alerta, que es esa autocrítica como un motor que te empuja hacia la autosuperación y que gracias a exigirte a ti misma puedes competir, avanzando en tu vida por el buen camino porque así te lo han inculcado desde pequeña, pues te equivocas: no debes ser dura e implacable contigo misma. Todo lo contrario, las personas que sienten autocompasión superan mejor los obstáculos. La autocompasión funciona como una alarma que te lleva a elegir la opción más adecuada para ti en lugar de la más nociva, de la opción que elegirías sólo para probarte ya que las personas con autocompasión se cuidan, se quieren y se preservan.

Pero no sólo ser indulgente contigo misma -como lo eres con los demás- te ayuda mejor que la autocrítica permanente para ser más feliz y de gozar de mejor salud, también te ayuda para ser más delgada. Parece que las personas que son más indulgentes consigo mismas (o tan indulgentes para sí como para con los demás) sufren menos los atracones, comen saboreando y sin culpas y menos cantidad, o simplemente son menos ansiosos y la comida no llena sus vacíos afectivos.

Compártelo