La vida de un niño a los dos años
A los dos años, nuestro pequeño empezará a expresarse mejor con palabras, a buscar su independencia, tendrá berrinches y quejas que hacernos, y nos demostrará toda su personalidad. Conozcamos cada detalle de lo que nos depara en la convivencia con nuestro niño de dos años.
Dos años de vida de nuestro pequeño y parece que el tiempo pasa volando. Si parece que fue ayer cuando caminó por primera vez, cuando tomó el pecho, dijo su primera palabra… y ahora lo vemos demostrando su personalidad.
El crecimiento del niño será más lento entre el segundo y tercer año, aunque continuará la importante transformación de bebé a niño. El cambio más notable ocurrirá en las proporciones de su cuerpo. De chiquito, tenía una cabeza relativamente grande, y brazos y piernas cortos. Ahora, el crecimiento de la cabeza se hará mas lento y tanto las piernas como los brazos, crecerán más rápidamente.
La gordura de los primeros meses, o sea el porcentaje de gordura, que llegó a un pico al año, desaparecerá en este año. También cambiará su postura. Cuando era menor, su abdomen sobresalía y la parte de la cola iba hacia delante. A medida que el tono muscular mejora, su posición se vuelve más erecta y tendrá una apariencia más fuerte.
En este año puede haber un lapso de poco crecimiento, y el pediatra considerará cuan normal es. Después de los 2 años, los niños de la misma edad pueden variar mucho en tamaño y peso. No pierdas tiempo comparándolo con sus amigos de la misma edad, no hay razón para preocuparse.
El crecimiento más lento provoca que tengan menos apetito. Lo importante es que su alimentación siga siendo variada y sana. En lo posible, sigue evitando darle comidas con sal agregada, y en lo posible, tampoco le ofrezcas dulces y golosinas, ya que debilitan la placa dental, pudiendo provocar caries fácilmente. Aun están en una edad que si el adulto no lo incita con hábitos negativos, el niño tampoco los pedirá, por ende, si al niño nunca se le dio chocolate o bebidas cola, el por sí solo no los reclamará.
Si empieza a aumentar demasiado de peso, es mejor consultar con el médico sobre cómo controlar este aumento. Esto es importante ahora, y ayudará a no arriesgarse a que tenga obesidad en otra etapa de la vida.
A los dos años el niño parece estar todo el tiempo en movimiento: corre, patea, trepa, salta. Su atención se volverá más corta. Trata de empezar un juego con él, e inmediatamente cambiará de tema. Toda la energía del año, entre los dos y tres mantendrá a los padres muy ocupados. Empezará a subir y bajar escaleras, alternando los pies. Sus juegos implicarán muchas corridas y trepadas. Cada día debería tener un rato de juego al aire libre, donde pueda correr y explorar.
En cuanto a la destreza de manos y dedos, a los 2 años podrá manipular objetos pequeños con facilidad. Dará vuelta las páginas de un libro, construirá torres de 6 bloques, se sacará los zapatos, abrirá y cerrará cierres. Combinará los movimientos de sus muñecas, dedos y palmas, por lo que manipulará los picaportes de las puertas.
Uno de los mayores entretenimientos este año será aprender a dibujar. Es el momento de aprender la forma correcta de manejar lápices y crayones. Podrá entretenerse por períodos de tiempo más largos, ahora que da vuelta hojas. Podrá sentarse al lado de los padres, cada uno “leyendo” lo suyo. Y si lo deja con papel, una caja de crayones o pinturas para aplicar con los dedos, sus impulsos creativos van a florecer.
En cuanto al desarrollo del lenguaje, el niño de dos años no sólo entiende la mayor parte de lo que se le dice, sino que además su vocabulario crecerá hasta cincuenta o más palabras. Hará frases de dos o tres palabras, tales como “mamá, dame galletitas”. Las palabras mas largas y difíciles, tenderá a decirlas por sus últimas 3 o 4 letras, por ejemplo: “mariposa” dirá “posa”. Si asiste a un jardín de infantes, seguramente allí también aprenderá muchas más palabras, y su espectro de comunicación se ampliará notablemente en un período de tiempo muy corto.
A esta edad comienzan a aparecer los caprichos, los berrinches difíciles de soportar y de controlar. Mientras los padres están planificando las reglas que deben regir la vida del niño, él está probando seguir con su propio destino, y es normal el choque de vez en cuando.
El primer signo de esto vendrá cuando le pidan que haga algo y el diga enfáticamente “no” moviendo la cabeza. Con el tiempo, esto llega a un berrinche total, con gritos, tirándose de espaldas al piso, pateando y hasta dejando de respirar por momentos.
Hay que mirar la situación desde este punto de vista: como todos los niños de 2 años, cree que el mundo gira alrededor de él. Está tratando de ser independiente y la mayor parte del tiempo los padres lo animan a ser fuerte. Entonces, a veces está tratando de hacer algo que quiere, y los padres lo sacan de esa situación. No puede entender porqué lo hacen, ni puede decir verbalmente lo molesto que está. La única manera en que puede expresar su frustración es actuando así. Las rabietas, por eso, son inevitables y el temperamento del niño marcará su fuerza, su modelo. Si es adaptable, fácil de tratar y generalmente positivo, quizás no patee ni grite nunca. En vez de eso, puede hacer “pucheros”, decir “no”, o simplemente tironear en la dirección contraria a la que lo quieren llevar.
Los padres deben recordar una y otra vez que esto no es bueno ni malo, y que no tiene nada que ver con su destreza como padres. El niño no está tratando concientemente de frustrarlos , sino que está pasando por una etapa normal de su desarrollo, que pasará, y quizás más pronto de lo que se supone.
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