La lectura en los niños, ¿un hábito del pasado?
Con las nuevas formas que tienen los niños para entretenerse, de la mano de la tecnologÃa, es común que piensen que los libros son arcaicos y aburridos. Pero mucho dependerá de los padres cambiar esa apreciación, y es su tarea lograr que los niños adquieran en sus ratos libres el buen hábito de la lectura.
Teléfonos celulares, videojuegos, computadoras, televisión… todos soportes tecnológicos que no existÃan en la época de los padres. Quizás si en aquellos tiempos la tecnologÃa fuera lo que ahora, no verÃamos a estos artilugios de la ciencia de reojo, sino que jugarÃamos con nuestros hijos a la Playstation y esa vieja repisa con libros de nuestros abuelos estarÃa reemplazada por la mesa de la computadora.
Cuestiones de tiempo, de épocas y de generaciones. La cosa es que nos toco crecer y divertirnos en el patio y en la calle, y en muchos casos con libros alrededor donde nuestra imaginación se elevaba a la décima potencia.
Hoy todo cambio, vemos a nuestros hijos jugar y pasar horas sentados frente a una pantalla y nos preguntamos porque los cuentos que a nosotros nos entretenÃan, a ellos nos les resultan divertidos, pero de esto somos muy responsables.
La lectura es un hábito muy saludable, y son los padres los responsables de inculcárselo a sus hijos. Un niño que gusta de leer, tendrá mayor facilidad para aprender, tendrá un mejor desarrollo, y se le abrirán más puertas en el futuro.
Muchos niños hoy en dÃa asocian la lectura con algo aburrido y obligatorio, y es nuestra tarea enseñarles desde pequeños de que esto no es asÃ. La mejor manera es con el ejemplo. Si un niño ve leer con regularidad a sus padres, el tomará este hábito con mayor facilidad. Verán a sus padres no solamente leer, sino disfrutar con eso, y sin dudas ellos también querrán hacerlo.
Desde pequeños debemos permitir que manipulen diferentes tipos de libros, para que vayan reconociendo formas, texturas, colores, etc. En una casa donde no hay biblioteca y ningún tipo de material para leer, tales como revistas, diarios, cuentos infantiles, la lectura será mucho más difÃcil de incorporar como hábito, porque por más que el niño sienta las ganas, no tendrá los medios.
Lo ideal, serÃa ubicar estos libros en alguna repisa a la cual tengan acceso fácil los niños, asÃ, cuando deseen acercarse a un libro, puedan hacerlo sin inconveniente.
Léale cuentos desde pequeño. Aunque un bebé no entienda lo que se le está leyendo, para el será un placer escucharlo, de a poco y a medida que vaya creciendo, aprenderá a asociar que lo que está diciendo es algo que dice el libro. Leerle un cuento a diario enriquecerá su vocabulario y abrirá su imaginación a nuevos e increÃbles mundos. Y aunque el niño sea más grande y sepa leer solo, no deje de leerle cuentos infantiles. Siempre será un punto de conexión muy grato para su hijo, y una experiencia que recordará para toda la vida.
Regálele libros a sus hijos. Aunque parezca mentira, es uno de los regalos que se hacen con menor frecuencia, pues parecerÃa que tienen menos valor que otros juguetes, y esto no es cierto. Para los mas pequeños, los libros pueden ser de tela o plástico, impermeables y mejor si tienen hojas duras. Las imágenes deben ser sencillas y poseer muchos colores. Asesórese con un vendedor acerca de los libros más adecuados para la edad de su hijo. Comprar un libro inadecuado para la edad, puede causar el efecto contrario, pues si el libro es para niños más grandes, se frustrará rápidamente por no entender, y lo dejará de lado.
También es importante explicarles sobre el cuidado de estos libros, enseñarles con paciencia y dedicación como los podemos guardar para que no se rompan y como pasar las hojas. Deben comprender que no son juguetes que se pueden tirar y patear, son delicados, pero no por eso menos entretenidos.
No remarque la lectura como algo negativo o algo obligatorio. Deje que el niño tome la lectura a su ritmo, y cuando él quiera jugar, ofrézcale la lectura entre las opciones de juego.
Hagan juntos visitas regulares a la biblioteca municipal. Deje que su hijo vea que ud. saca en préstamo algunos libros, y déle a él también la opción de hacerlo.
Solo inculcándole el hábito el niño no vera a los libros como algo extraño y poco divertido, y por sobre todas las cosas, el que juegue con sus videojuegos favoritos no implica que no pueda adquirir el hábito de la lectura. Ambos son divertimentos diferentes y pueden complementarse, es cuestión de encontrar un momento para cada uno.
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