El mejor trato para la pintura
Al momento de pintar en nuestro hogar, debemos cuidar la pintura lo mejor posible para que el acabado final sea perfecto; y también para aprovechar al máximo el material utilizado.
Cuando comenzamos con un nuevo proyecto de pintura en el hogar, pasamos un buen tiempo definiendo los colores exactos, e incluso creando tonos propios, especiales para remozar nuestros ambientes. A menudo (en especial cuando nos dedicamos personalmente al rol de pintores) nos suele sobrar algún resto de material, y siempre es buena idea conservarlo para futuros retoques y arreglos.
La pintura ha de ser utilizada apropiadamente. En el mercado encontraremos una gran variedad de brochas, pinceles y rodillos de buena calidad y a precios muy accesibles, que nos permitirán aprovechar el material sin gastar de más. Cuando vayas a comprar tus pinturas y materiales, adquirí bandejas de pintura, así la tarea se simplifica y se previene un gasto innecesario.
Antes de ponernos a pintar tendremos que preparar la pintura. Lo primero que debemos hacer es mezclarla muy bien, removiendo con movimientos circulares desde el fondo hacia arriba con una paleta, hasta lograr una consistencia homogénea y un color uniforme.
Si la pintura que vamos a usar es vinílica o látex, la diluiremos con agua. Si por el contrario, vamos a pintar con sintéticos, la diluiremos con aguarrás o trementina. La cantidad de disolvente que debemos usar suele estar indicada en la etiqueta de cada producto, por lo que debemos tener en cuenta esas instrucciones para asegurarnos la calidad y durabilidad de la pintura.
Si vamos a usar un tarro de pintura ya abierto y utilizado, antes de remover tenemos que retirar la pintura seca con mucho cuidado para que no caiga dentro de la pintura, o la misma se llenará de grumos.
La pintura a colocar debe ser vertida en porciones o cantidades adecuadas en bandejas, para ir mojando nuestra brocha o rodillo allí, y no directamente desde la lata, ya que esto hará que la pintura restante se airee demasiado, corriendo el riesgo de resecarse y quedar inutilizada. De este modo, el uso de la bandeja nos permitirá ir utilizando la cantidad exacta de pintura, de manera conveniente y muy cómoda.
Mientras se está pintando con la ayuda de la bandeja, la lata de pintura restante debe quedar bien cerrada, para que el aire no ingrese ni tome contacto con la pintura, preservando su estado líquido a todo momento. Un buen truco para asegurarnos de que la lata quede herméticamente cerrada es colocar la tapa y presionar, para que tome su lugar indicado, y luego pararnos sobre ella, o cuando menos presionarla con un pie con mucha fuerza. Recordá siempre limpiar los costados y bordes del cierre de la lata, así cuando quieras retirar la tapa no tengas problemas de que haya quedado adherida.
Al terminar la tarea de pintura, asegurate de cerrar bien la lata y etiquetarla de un modo claro y específico, así luego podés saber a simple vista de cuál tono se trata. Por ejemplo, podés escribir etiquetas como “Pintura de pared sur del comedor”, e incluso podrías dar una gota de color en la etiqueta.La mejor forma de cerrar la tapa de la pintura cuando debemos conservarla por mucho tiempo, es golpeando con un martillo y un taco de madera, sin deformar la tapa.
Una ves que este bien cerrado, los guardaremos boca abajo para evitar que se forme una película encima. Cuando lo volvamos a abrir, lo utilizaremos como de costumbre. Es muy importante controlar que no tenga fuga antes de darlo vuelta.
Si ya ha pasado el tiempo y vas a volver a utilizar la pintura, pero por alguna causa quedó en mal estado y tiene grumos, la mejor idea es colarla a través de medias de nylon o de lycra que hagan las veces de colador.
e ya no usaremos, debemos utilizar un martillo y un taco de madera, así no deformaremos la tapa.
Una ves que este bien cerrado, los guardaremos boca abajo para evitar que se forme una película encima. Cuando lo volvamos a abrir, lo utilizaremos como de costumbre.
Es muy importante controlar que no tenga fuga antes de darlo vuelta.
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