Un cofre de guarda hecho con un libro
Un libro viejo de tapas duras puede convertirse en un útil cofre de guarda. Te explicamos cómo hacerlo.
En todo hogar hay, al menos, un libro que fue pasando de una a otra generación. Sus tapas de cuero y su estilo añoso son incomparables, pero el paso del tiempo ha arruinado su contenido, ya ilegible. ¿Qué podemos hacer con esta belleza literaria? Pues sencillo: un cofre para guardar joyas, accesorios y lo que se te ocurra.
Para este proyecto necesitamos un libro de tapas duras, ya sea uno antiguo, uno viejo, uno que te guste mucho, que tengas repetido, o cuyas tapas te hayan seducido en una góndola de una tienda de libros de segunda mano.
También necesitaremos pegamento universal incoloro, un retazo de tela de cierto grosor (o doble), máquina de coser o aguja e hilo, tijeras afiladas, dos trozos de cadera del estilo del gancho de cierre, cúter (trincheta) de buen filo, dos reglas o piezas finas metálicas, tres trozos de madera balsa o una madera de no más de 3 mm de espesor, del tamaño de cada lado del libro (superior, inferior y lateral) y un gancho, que puede ser un cierre de carteras, un botón o lo que prefieras.
Finalmente, para hidratar y dar buen aspecto será útil un paño suave y cera incolora (de zapatos o del piso).
Cómo hacer el cofre
Limpia bien el libro para retirar el polvillo y la suciedad. Hidrata si fuera necesario, aplicando cera incolora en pasta en una capa muy fina y retirando luego con un paño suave, seco y limpio.
Abre el libro sobre la mesa de trabajo, levantando sólo la tapa, y retira las hojas por completo. Para ello, coloca una regla metálica o un elemento similar, entre la última hoja y la contratapa, pegado al lomo, y usa otra a modo de guía. Ve cortando con el cúter entre la regla y la parte interna del lomo, haciendo repetidos cortes certeros y sin hacer demasiada presión para evitar cualquier daño.
Ahora, coloca las tiras de madera, simulando el contorno de las hojas retiradas. Puedes usar una madera pintada, envejecida con pomadas o con calor (con un pirograbador). Si te ayuda, coloca las hojas cortadas nuevamente en su lugar para marcar la ubicación de las maderas. Luego, pega con pegamento universal incoloro (retirando antes los papeles) y deja asentar bien.
Cuando esté seco y firme, cubre todo el interior (los contornos interiores de las maderas, sus bordes superiores, la tapa, el lomo y la contratapa por dentro) con la tela elegida, cortándola a la medida y emprolijándola con un reborde cosido.
Pega luego los trozos de cadena a los lados. Para determinar su tamaño, abre la tapa del libro hasta donde prefieras que permanezca abierto y marca las cadenas. Pégalas también con pegamento universal incoloro, o sujétalas a la tela con ganchos o puntos de costura.
Finalmente, coloca el gancho elegido al centro del frente del libro, de modo que quede un cofre bien cerrado y decorado, o bien con el tipo de cierre que prefieras, como magnetos. De esta manera, tendrás un cofre para conservar allí dentro tus alhajas, recuerdos y lo que quieras.
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