Hacer dormir a un bebé es también educarlo y prepararlo para crecer sin depender en demasía de sus padres. No existen pócimas mágicas, pero si algunos consejos para facilitar que el bebé duerma plácidamente durante toda la noche, primero con sus papis, y luego en su propio cuarto.

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La tarea de hacer dormir a nuestro hijo es quizás la que mas hablan los padres. Presenta sus dificultades pero también es un momento muy especial que se comparte con ellos.

Dormir es una necesidad, pero hacerlo bien es un hábito, el problema es como los padres se lo enseñan a sus hijos.

Es normal durante los primeros tres meses de vida de nuestros pequeños, que estos duerman con horarios irregulares. Solo algunos padres muy afortunados tienen bebés que antes de las doce semanas ya se han acostumbrado a un horario de sueño.

Está bien si duerme en su cuarto, o en el cuarto que has designado para él, en la cuna o en su cama. Lo que realmente importa es que el método sea constante, de tal forma que se convierta en un hábito desde pequeño. Cada vez que el bebé se despierte, deberás repetir la rutina que utilizaste en un principio. Esta actitud le dará seguridad a tu niño y se volverá a dormir.

Sin importar que plan decidas implantar en tu hogar para lograr que tu hijo concilie el sueño sin problemas, hay dos cosas esenciales que ayudarán a ganar la batalla:

La constancia. Si la decisión es dejar al nene en su cuna sin mecerlo, es muy probable que tenga que ir a hablarle cada cinco o diez minutos. No pierdas la paciencia a la hora, el bebé eventualmente se cansará; si luego de un tiempo te rindes y lo cargas en brazos, él aprenderá instintivamente que vale la pena llorar todo el tiempo necesario ya que tarde o temprano lo levantarás.

Paciencia. En segundo lugar es importante saber que sea cual sea la estrategia que apliques, necesitarás de varias semanas para que funcione. No le haga cambios bruscos de rutina, ya que primero tendría que desaprender lo que ha venido asimilando para luego volver a comenzar desde cero a aprender la nueva forma. Si eres paciente, verás que a la segunda o tercera semana tu niño irá acostumbrándose a dormir tranquilamente.

Como papás resulta indispensable construir rutinas que también sean placenteras para nosotros, y es muy importante en los primeros meses de la vida, pues marcará su relación con el sueño. Por ejemplo, antes de acostarlo:

•    Ten en cuenta que todo lo que se haga en las horas previas debe ser muy calmo y suave, evitando juegos bruscos y voces estridentes.
•    Puedes darle un baño tibio.
•    Hacerle masajes y mimos.
•    Cambiarlo y enseñarle a colocarse por si solo el pijama
•    Hamacarlo suavemente y abrazarlo.
•    Cantar una canción.

Busca también otras maneras de estimular al bebé, que le gusten tanto a él como ti.
Pero además, recuerda que ordenar el sueño de tu bebé es una tarea familiar de la que deben participar el papá y la mamá, alternándose en la atención de ese momento tan especial.

Otros consejos:

- No debes hacerlos dormir en brazos ni levantarlos cuando se despiertan en medio de la noche. Es importante transmitirle comodidad y seguridad en la cuna para que aprendan a conciliar el sueño solos. No esta de más acostumbrarlo a dormir con una sabanita, un osito, un móvil, etc.

- El baño es un buen paso previo a la hora del sueño, ya que los divierte y los relaja.

- Antes de acostarlo podemos tenerlo en brazos unos minutos, arrúllarlo, caminar con él y abrazarlo. Unos instantes antes de que se duerma, debemos abandonar el cuarto  para que se acostumbre a dormirse solo, sin tener la presencia continua de los padres.

- A partir del tercer mes no hace falta correr a levantarlo ante el primer gemido, es bueno que intente volver a dormirse solito.

- El último alimento del día hay que brindárselo un rato antes de acostarlo. A los seis meses es normal que el bebé tenga un ritmo de comida y sueño bien establecido: 4 comidas durante el día, 11 a 12 horas de sueño nocturno y acostarse sin llanto y alegría.

- Desde los 6 meses es posible que el bebé prefiera estar con sus padres y jugar antes que ir a la cama. Entonces, hay que ponerse firme con la rutina del sueño en horario y forma.

El traslado a su propia habitación:

Todas estas actividades anteriores ayudarán mucho a llevar a cabo el nuevo paso: retirar al bebé del cuarto de los padres y llevarlo a su propio cuarto.
La mejor edad para pasarlo es alrededor de los 4 o 5 meses. Son muy pequeños y no suelen tener miedo. Se darán cuenta de la separación, pero a los pocos días se acostumbrarán. Cuanto mas tiempo pase, más difícil será retirarlo del cuarto de sus padres. No es una tarea sencilla, pero tampoco es imposible. Estos consejos  pueden ser de gran utilidad para cuando llegue el momento.

Primero, tener bien en claro que este paso es tan importante para el bebé como para los padres. Cada cual necesita de sus propios espacios.
Es importante que el niño ( si ya es mas grandecito) colabore con el armado y decoración de su nueva habitación.
Hay que explicarle, hablarle con tranquilidad. Si bien es pequeño, el tono tranquilizador y seguro  de nuestra voz influye mucho.

Al comienzo, puede ser conveniente hacerlo dormir en brazos (solo si está acostumbrado a esto) y luego colocarlo en la cuna o cama.

Si se despierta y llora se puede ir a su cuarto y hablar con él, tranquilizarlo, pero no llevarlo nuevamente al cuarto de sus padres. Así sabrá que estás cerca para cuando te necesite y se sentirá mas seguro. Si vuelve a llorar, hay que tardar un rato más en ir a su cuarto. En esta tarea no solo interviene la mamá, el papá también debe ser un colaborador constante.

Lo mejor es no dejarle alguna luz encendida, debe comprender que la oscuridad no es motivo de temor, sino que es la hora de descansar.
Se deben respetar los mismos horarios que cuando dormía en el cuarto de sus padres, para no cambiar varios hábitos de una sola vez.
No hay que pensar que el cambio será de un día al otro y sin tropiezos, la adaptación será gradual, inclusive, es común que pasado un tiempo en que ya dormía solo y tranquilo, pida volver al cuarto de sus padres. Esto no responde a un retroceso, es algo que suele darse, es una respuesta común a esta nueva experiencia.

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