Hay productos que aparentan estar en buen estado una vez pasada la fecha de vencimiento: ¿se pueden consumir?. ¿Es un derroche tirarlos?

¿Cuántas veces encontraste alimentos que han superado la fecha de vencimiento en tu refrigerador o en tu alacena? ¿Cuántas veces pensaste que olían bien, que después de todo el vencimiento era de pocos días y te preguntaste si los desechabas o los consumías? ¿Cómo encontrar el punto medio entre derroche y salud?

Quizás no sabes que hay una fecha límite de consumo y una fecha límite de utilización óptima.

Los productos frescos (productos lácteos, carne, pescado…) que contienen mucha agua, caldo de cultivo de los microbios que originan problemas gastrointestinales desde leves hasta salmonella, los debes consumir, invariablemente, antes de su fecha de vencimiento. Lamentablemente, si planificaste mal deberás desecharlos. El único producto de este tipo que puedes consumir hasta una semana después de su vencimiento (si es de una buena calidad) es el yogurt. Pero fíjate que nunca se haya abierto, que la tapa no esté abombada y que mantenga su consistencia y olor característicos.
El yogur abierto debes consumirlo dentro de las 48 horas.

Los productos secos (cereales, pastas, arroz, bizcochos, etc.) tienen una fecha de vencimiento tentativa, es decir, que deben consumirse preferentemente antes de la fecha indicada. Entonces, si mantienen su aspecto original, no están húmedos, los has conservado en un lugar seco y oscuro, puedes consumirlo aún si superaron la fecha. Este principio también abarca a los productos deshidratados (puré instantáneo, sopas) productos liofilizados (café, especias) esterilizados (conservas siempre que las latas no presenten alteraciones) salados (jamón) ahumados (pescados) congelados y bebidas.
Probablemente, estos productos no conservarán el aroma y el sabor originales una vez pasada la fecha de vencimiento, pero no causarán ningún daño a la salud. No obstante, hay productos que a pesar de no haber llegado a su fecha de vencimiento, debes desechar sin remordimientos. Te darás cuenta si presentan las siguientes anomalías:

- Yogur y latas de conservas: Si la tapa está abombada, si el olor es dudoso

- Huevos: Si la clara no está transparente y la yema firme (los huevos resisten hasta 3 semanas en el refrigerador)

- Carnes y pescados: Si huelen mal, tienen aspecto pegajoso, si cambiaron de color o si el envase se encuentra hinchado

- Pan: Con señales de moho (muy tóxico, cancerígeno)

- Compotas, jugos, verduras hervidas, alimentos con mucho agua: Con señales de moho o aspecto u olor extraño.

- Alimentos congelados: Cuando son descongelados y congelados nuevamente

Las intoxicaciones alimentarias son mucho más frecuentes de lo que imaginas, y hasta el mínimo dolor de estómago de tus hijos vale que deseches los alimentos en mal estado, sin ningún remordimiento.

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