Cómo soportar un despido
Es dificil lidiar con el hecho de ser despedidos, pero no debemos tomarlo como algo hacia nuestra persona, sino circunstancias que no implican ser menos que nadie. Ten presentes estos consejos si estás enfrentando un despido.
¡Qué duro encontrarse despedida de la mañana a la noche!
Te debates entre un sentimiento confuso de culpa y de pérdida de identidad (sin hablar de la incertidumbre económica).Cualquiera sea el sentimiento primordial, tienes razones más que suficientes para sentirte abatido ante un despido.
Remontar la pendiente después de sufrir un despido es una tarea titánica para muchas personas. Muchas, quizás sea tu caso, no comienzan a buscar empleo nuevamente hasta después de varios meses, debido al estado de perplejidad en el que quedan sumergidos.
El primer consejo que brindan los especialistas es que te “desculpabilices“. Seguramente piensas que es más fácil de decir que de hacer. Pero, debes centrarte en un aspecto, los despidos no se producen, generalmente, por tu falta de mérito, tu personalidad ni tu capacidad de trabajo, casi siempre se producen por el famoso “costo salarial” que tu puesto de trabajo significa para una empresa en tiempos de crisis.
Evidentemente, verse excluido de una empresa después de varios años de servicios es siempre un hueso duro de roer.
Debes aprender a no identificarte con tu trabajo. Un ejercicio simple es proyectarse como “pasivo, jubilado, retirado, aposentado…”. Imagina lo difÃcil que será a una edad en la que es difÃcil reciclarse constatar que has invertido tu vida en algo que sólo será pasajero.
La vida te ofrece la oportunidad de tomar conciencia de esta situación y con ello la posibilidad de reorientar tus prioridades, de dar una vuelta de timón. Tomar conciencia de que tú no eres eso que haces. Tú eres mucho más que una secretaria, un empleado bancario, una experta cocinera, un oficinista…
En el futuro debes involucrarte menos en tus trabajos. Eso no significa que no realices tus taras correctamente ni que sientas placer en lo que desempeñas, significa que, simplemente, no inviertas todo tu ser afectivo en tu trabajo.
Lo mejor que puedes hacer es, a pesar de los sueldos que te seguirán pagando, (según correspondan por la leyes laborales que te conciernen y que los empleadores deben respetar) comenzar a buscar un nuevo empleo rápidamente, sigue levantándote temprano cada mañana, busca grupos de apoyo para desempleados, no pierdas la iniciativa y piensa en que si consigues empleo rápidamente podrás utilizar tu indemnización por despido en algo que siempre deseaste, como un viaje, cambiar los muebles del salón, o renovar tu guardarropas.
Si sigues estos consejos verás que el mal trago que viviste cuando fuiste notificada del licenciamiento sólo quedará en tu memoria como un recuerdo muy vago y que, quizás, digas más tarde…”No hay mal que por bien no venga”.
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