Bronceado en invierno, una tarea posible
En invierno podremos mantener un color bronceado atrapante gracias a cremas y productos autobronceantes. Veamos cuáles son sus ventajas, características y de qué manera aplicarla.
Durante el verano usamos ropas más sueltas, nos exponemos más al sol, y aprovechamos los fines de semana y los horarios fuera de oficina para broncear nuestra piel y dejarla con un aspecto increíble, siempre protegiéndonos de los rayos dañinos del sol con cremas de protección solar.
Sin embargo, durante el invierno la piel pierde su color bronceado, ya que el frío nos hace cubrirla y pasar menos tiempo en exposición al sol. Si quieres mantener un color despampanante en invierno, puedes dejar de lado las peligrosas exposiciones solares o las camas de bronceado con efectos perjudiciales para la salud, aprovechando las enormes ventajas de los productos comerciales de cremas y jaleas autobronceantes.
Estos productos son cremas y lociones de aspecto convencional, que estimulan la melanina de nuestra piel para adquirir, gradualmente, un color rozagante, sin los efectos potencialmente dañinos del sol. Con un uso continuo, la piel se verá bronceada de manera pareja y prolija, hasta la intensidad deseada, regulándola según la cantidad de producto o la regularidad con la que lo aplicamos.
Para obtener un bronceado original y bello en el invierno, comienza por limpiar tu piel o realizar el proceso luego de la ducha. Ya que estos productos actúan por contacto, debes aplicar con cuidado: si dejas una zona demasiado cubierta de crema o producto autobronceante, esta zona lucirá un color más intenso.
Una manera de evitar este problema es aplicar, como primer paso, una crema hidratante. Sin dejar que se absorba del todo, aplica la crema autobronceante. También puedes mezclar ambos productos en partes iguales, o en tres y un cuarto, para aplicarlas en conjunto. Al colocarla, hazlo en movimientos circulares y envolventes, repasando todas las zonas para evitar la acumulación.
Crea tu rutina autobronceante un lunes, para obtener un color parejo para el fin de semana. Limpia tu piel por la mañana, y aplica la crema en forma pareja. Deja absorber completamente por no menos de diez a quince minutos, luego vístete y vete a hacer tus labores como de costumbre. Al regresar a casa, repite el procedimiento, y una vez más al ir a dormir. El segundo día, repite el proceso. El tercer día, disminuye la aplicación a dos sesiones diarias. El cuarto día también aplica dos sesiones diarias, y ya el quinto día podrás aplicarte la crema sólo una vez al día. Esto te dará un bronceado profundo en invierno.
Minimiza las sesiones para un bronceado menos impactante. Luego, mantén el color con dos aplicaciones por semana, o a gusto y necesidad.
En el mercado hallarás muchas opciones en lo que respecta al bronceado sin sol. Entre las cremas autobronceantes, elige una de acción gradual y de efecto hidratante, que además de aportarte color, mantendrá la piel hidratada, lo que resulta tan necesario durante el invierno. Ten cuidado con las jaleas bronceadoras, que son productos coloreados que, al aplicarse en la piel, la tiñen de un color llamativo, pero que pueden dejar manchas en la ropa. Prefiere estos productos para ocasiones urgentes, y déjalos de lado para el día a día, en especial en invierno cuando utilizamos mucha más ropa en contacto con la piel.
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