Consejos para ahorrar energía en el uso de electrodomésticos
Cada vez que recibimos la boleta de consumo de energía eléctrica, nos quejamos de su precio, pero poco hacemos por consumir menos. En esta nota te damos algunos consejos para tal fin, por el bien de nuestros electrodomésticos… y del bolsillo.
El cuidado y mantenimiento de los electrodomésticos de uso regular y esporádico no es sólo una forma de proteger nuestros amigos electricos, sino que también es una manera de ahorrar. Mantenerlos en buen estado nos permite un uso más eficiente de los mismos y, por consiguiente, nos permitirá evitar fugas eléctricas y consumos excesivos.
Pero para ahorrar dinero y cuidarlos, no solo es necesario conciencia a la hora de su uso, su limpieza regular también es crucial. Debemos lavarlos y limpiarlos con los productos apropiados, evitando el contacto de los mismos con zonas delicadas o partes eléctricas. Nunca limpies un electrodoméstico conectado a la red eléctrica, para prevenir accidentes.
Limpia los depósitos, filtros y receptáculos contenedores una vez al mes, con agua y vinagre de alcohol. Pasa agua tibia con vinagre de alcohol por mangueras y conductos, y enjuaga siempre con agua limpia, y apenas tibia. Cuida que los aparatos no queden conectados a un mismo tomacorrientes, pues podrían ocasionar una sobrecarga que termine por arruinarlos o provocar un accidente mayor.
Si el electrodoméstico o el aparato posee leds o luces indicadoras, pantallas y demás, significa que tendrán un consumo, aunque mínimo, incluso sin estar en funcionamiento. Asegúrate de apagar los aparatos que no estén en uso, y desenchufalos en lo posible. Apaga monitores, computadoras, televisores u otros cuando no los utilices. Minimiza también el uso de aspiradoras y barredoras eléctricas, utilizando escobas en su lugar. A la larga, vas a notar la diferencia en tu factura de electricidad.
La heladera es un elemento crucial, pero es también un aparato en constante funcionamiento. Para minimizar su funcionamiento forzado, asegurate de mantener bien cerrada la puerta a todo momento. Abre la heladera para sacar o meter algo, pero como decían las abuelas: “no pienses qué vas a comer mirando el contenido de la heladera”. Esto permite que el frío acumulado se escape, y fuerza al motor a restablecer la temperatura interior. Tampoco coloques alimentos o elementos calientes dentro de la heladera: déjalos tapados en la mesada hasta que enfríen, y luego colocalos dentro del aparato.
También escoge bien el lugar dónde colocarla: debe ser una zona ventilada y fuera de fuentes de calor, como la luz solar, el horno, o aparatos de calefacción. Un punto importante es adecuar su temperatura a la temporada que esté transcurriendo (invierno o verano).
El lavarropas tiene un funcionamiento específico, según la temperatura de lavado, el programa, y el peso de la carga. En lo que respecta al consumo eléctrico, procura no cargar de más el lavarropas: más peso significa más “fuerza” del motor, consumiendo más electricidad y poniendo al aparato en riesgo de daños. Otro aspecto que servirá para ahorrar consumo en el lavarropas, es utilizarlo en momentos de temperatura ambiental fría. Una buena opción es lavar la ropa durante la noche y ponerla a secar al sol durante el día. Usa el secarropas en casos de extrema necesidad, y en programas cortos.
Finalmente, revisa que el aire acondicionado tenga suficiente gas refrigerante al inicio de la temporada, para evitar su uso prolongado. También limpia conductos, depósitos y ventiletes o paletas, para eliminar polvos y suciedades. Recuerda que la idea es mantener el frío, usá el aire acondicionado por poco tiempo, y luego mantén el ambiente cerrado para evitar que el lugar vuelva a calentarse.
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