El microondas y sus posibles peligros

Si quieres calentar comida, descongelar o incluso cocinar a tiempo récord, seguramente que el electrodoméstico en el que piensas en primer lugar es el horno de microondas. Y es que la cocina del día a día ya nunca fue la misma desde la aparición de estos singulares hornos, allá por finales de la década de 1960, elementos compactos y con diseños llamativos de los que no prescindimos en nuestros tiempos. Pero hay mucho por saber sobre este artefacto de cocina, con algunos detalles que no te imaginabas.

¿Qué son las microondas?

El sistema de cocción por microondas no es menos que el uso de ondas electromagnéticas que atraviesan la estructura de los alimentos, particularmente el agua y las sustancias grasas, que absorben las ondas y generan calor por un proceso dieléctrico. Es algo intrincado de comprender, pero simple de explicar: cada alimento y, virtualmente, todo ingrediente que usamos en la cocina, posee un cierto porcentaje de agua. El agua es dipolar, es decir, que sus moléculas poseen un campo electromagnético que las rodea; el paso y acción de las ondas que emite el horno modifica el orden y orientación de este campo molecular, provocando así el calor y la cocción por fricción.

¿Has visto la película Matrix?. En ella los navegantes del Nabucodonosor (Nebuchadnezzar) se defendían de los robots agresores enviando un pulso electromagnético, capaz de acabar con toda actividad eléctrica a cierto perímetro a la redonda. Pues el accionamiento del microondas es capaz de una reacción similar: El envío de ondas electromagnéticas queda contenido dentro de la estructura del horno, pero estas ondas son igualmente peligrosas, es decir, que el escape de ellas y el mero uso diario del horno puede estar poniendo a riesgo el bienestar de todos los integrantes del hogar.
Pero no te preocupes, que para que ello ocurra tiene que haber alguna rotura en su superficie, así que es mejor revisar el artefacto periódicamente, especialmente si sufre algún golpe o daño.

Influencias del microondas en los alimentos

La existencia de estas ondas y su potencial destructivo tiene mayor relevancia en la comida, que pierde mucho de su poder nutricional al ser calentada, descongelada o cocinada en este electrodoméstico.

Al cocinar en el microondas, se destruyen casi totalmente las enzimas de los alimentos. Además, numerosos estudios indican que la cocción mediante el microondas puede aumentar los agentes cancerígenos, y reducir también su poder nutritivo degradando vitaminas (en especial las de los grupos C, B y E) y desnaturalizando a las proteínas animales y vegetales. Esto, a su vez, hace más lenta y dificulta el proceso de digestión de los alimentos, generando platillos difíciles de metabolizar por parte de nuestro sistema digestivo.

Esta claro que algo tan artificial difícilmente sea lo mejor para los alimentos, pero ello no significa que debamos tirar el microondas a la basura. Simplemente tenlo a mano en caso de necesidad, pero evita su uso en la medida que puedas consumir alimentos de forma más natural.