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febrero 22, 2012

Consejos para mantener el peso

Escrito en: Mujer,Salud

Estar o ser delgada no siempre es sencillo, y mantenerse es otra historia. Si eres una mujer que trabaja, el almuerzo durante los días de semana suele ser una carrera de obstáculos y contra reloj juntas.  ¿Cuántas veces no tienes otra solución que comprar un sándwich o algún bocadillo rápido en el comercio más cercano?

Sabes que estas soluciones son justamente enemigos declarados para mantener la línea. Además, comer rápido atenta contra una buena digestión y favorece el almacenamiento de grasa. Pero, ¿qué alternativas nos quedan para no subir de peso?

Alimentación para mantener el peso

Si no tienes muchas opciones, trata de elegir sándwiches o comida rápida con el mayor contenido de verduras posible. Evita, por ejemplo, un sándwich untado con alguna pasta (patés de jamón, de carne, de salmón…) y come lo más lentamente que puedas, por lo menos no lo hagas en tres bocados. Si tu tiempo y tu presupuesto te permite almorzar de lunes a viernes en un restaurante, también prioriza una buena ensalada y frutas en lugar de platos elaborados, que generalmente contienen excesos de grasas y azúcar.

Si sales a comer a un restaurante durante la semana (no ya en el trabajo sino con amigas o pareja) privilegia las carnes blancas o el pescado, y verduras o legumbres como guarnición, en lugar de féculas. A la hora del postre, escoge fruta fresca o tarta de frutas en vez de un postre muy elaborado.

Si estás estresada (seguramente, como la mayoría de las mujeres) te zambulles en armarios y refrigeradores para buscar comida (o chocolates). Trata de comer frutas secas como nueces, avellanas o almendras, o directamente mordisquear zanahorias crudas. También prueba con dormir la siesta, si puedes, por lo menos durante ese tiempo no podrás atacar cuanto alimento esté disponible en casa, además de reducir el estrés.

La comida industrial (la que se vende lista en los grandes supermercados) contiene muchos aditivos que aumenta las calorías naturales de los alimentos en su forma originaria. Por eso, trata de realizar en tu hogar platos sencillos, fáciles y rápidos. Siempre un plato a base de verduras frescas tiene menor valor calórico que una carne con salsa, ya sea estofada, guisada o asada.

Las bebidas colas y los refrescos, o el agua gasificada, son tus enemigos. Tienen tal concentración de sodio y de aditivos que ni te imaginas. Provocan una fragilización del esqueleto, favorecen las caries y aumentan el riesgo de cáncer de esófago y de hipertensión arterial. Bebe agua mineral o filtrada (el agua del grifo también está adicionada con muchas sustancias para potabilizarla). Si bebes bebidas colas o refrescos, trata de consumir los “light” o pobres en sodio y calorías, pero de todos modos, bebe la menor cantidad posible y hazlo esporádicamente.

Ejercicios para mantener la línea

Una manera de evitar el estrés y conservar la línea es hacer ejercicio físico. Si no puedes realizar un deporte, intenta con ejercicios de relajación, ya sea en forma individual desde tu casa o en alguna clase.

La vida sedentaria atenta contra tu peso ideal tanto como las grasas y los azúcares. Si no puedes realizar un deporte o ir al gimnasio, trata de caminar todo lo que puedas a buen ritmo. Cuando realizas “marcha forzada” estás realizando el mejor de los ejercicios aeróbicos, además de mantener la línea, quema grasas, estimula todo tu sistema cardiovascular y baja el colesterol malo o LDL. Si no dispones de una pista en condiciones para practicar la marcha forzada, trata de caminar lo más rápido que puedas, al menos tres veces por semana, media hora en cualquier lugar.

Otros consejos

Recuerda también, que a diferencia de los hombres, tu organismo está expuesto a permanentes cambios hormonales: menstruación, embarazo, lactancia, menopausia… muchos factores que estimulan los continuos y repentinos cambios de peso, y muchas veces se solucionan con una ingesta menor de sal para no retener tanto líquido.

Presta mucha atención a los horarios, comer demasiado temprano o demasiado tarde, de manera irregular, saltar comidas, etc., favorece el aumento de peso porque condiciona la acumulación de grasas. Si privas a tu cuerpo de una comida, comenzará a almacenar grasas a partir de la siguiente, por las dudas que vuelvas a restarle carburante para poder funcionar. Recuerda que evitar una comida no te hace adelgazar, sino todo lo contrario.

Ya sea en tu hogar, tu trabajo o en el restaurante, ten cuidado con las porciones porque tienden a ser más importantes de la que tu cuerpo necesita, y trata por todos los medios de no repetir, aún si el plato estaba delicioso.

Otro factor que atenta contra tu línea, aunque no puedas creerlo, es no dormir lo suficiente. La falta de sueño perturba la producción de la hormona ghrelin o grelina, que es la responsable de controlar la ansiedad, la saciedad, el control metabólico y la grasa corporal. Debes tratar de dormir alrededor de 8 horas diarias y en horarios regulares, para que tu sueño sea de calidad. Si no has podido dormir lo suficiente una noche, procura hacer una siesta o de no tener dos noches seguidas de sueño de baja calidad.


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