Espejos viejos con marcos como nuevos

La utilización de los espejos en los hogares no sólo responde a una función práctica, sino a toda una técnica decorativa que logra ampliar habitaciones pequeñas, iluminar ambientes oscuros, y resaltar casi cualquier habitación de la casa. Sin embargo, estos elementos a veces quedan expuestos a devastaciones propias del paso del tiempo y del uso, y los retiramos de nuestros ambientes, sin saber la manera apropiada de restaurarlos.

A decir verdad, la restauración de espejos es una tarea relativamente sencilla o, mejor dicho: es una seguidilla de muy sencillas tareas. Veamos:

Comenzamos por tomar el espejo en cuestión y asearlo, retirando el polvo, las telas de araña y las suciedades que pudiera tener, dejándolo listo para la restauración. Para ello, podemos utilizar un plumero primero, y luego un trapo suave o una bolita de algodón humedecida en agua limpia y detergente neutro o jabón blanco. Con estos materiales nos aseguraremos de frotar en las esquinas y detalles. Luego, debemos secar perfectamente.

Limpiaremos el espejo con producto especial para la limpieza y el desengrasado del cristal, frotándolo con fuerza para eliminar cualquier suciedad interna, y luego pasamos a limpiar el marco.
Si el marco fuera de metal, utilizaremos un pulidor y la lana de acero u otro material más gentil. Siempre debemos respetar la veta del cuadro, o el sentido de los detalles que tenga el mismo, para no dañar el material.

Si el marco es de madera, luego de limpiarlo lo lijaremos bien para retirar la pintura o la capa de cera desgastada. Luego lo frotaremos con un cepillo de alambre para abrir los poros de la madera, y permitir la correcta aplicación de los distintos productos. Por ejemplo, si hubiese sido atacado por la carcoma, liego de la limpieza y el lijado aplicaremos el producto anticarcoma, dejando secar bien y luego limpiando con un trapo limpio. Luego llevamos el producto dentro de una bolsa negra de residuos, cerramos bien, y dejamos actuar al producto por una semana a 10 días.

Pasado el lapso, retiramos la bolsa y ventilamos, limpiando nuevamente. Luego, con masilla para madera completaremos en los agujeritos hechos por el insecto, y también sellaremos las grietas, fisuras y pedazos faltantes de la madera. Luego de haber dejado secar, lijaremos con lija suave y ya estará listo para el siguiente paso, que sera aplicar la pintura, cera o de barniz, para unificar el color y proteger la madera.

Recordemos en este paso dar todas las capas y manos correspondientes: si el marco es de madera, aplicamos una capa fina de cera en la dirección de la veta, luego una en sentido contrario, y una tercera capa en la dirección de la veta. La dejamos secar, y la frotaremos para obtener brillo. Si fuera metálico, lijaremos y aplicaremos una capa de convertidor de óxido y luego una a dos capas de pintura de esmalte para metales. Haremos los pulidos que fueran necesarios para sacar brillo, y dejaremos secar perfectamente antes de descubrir el cristal.

Una vez terminado, armamos nuevamente el espejo y ya estará listo para colgar, restaurado como si fuese uno con marco nuevo.